EL AGUA COMO RECURSO ECONOMICO
El tema se basa en cómo el agua se
empieza a ver como un recurso mucho más valioso de lo que ya era,
debido a su escacez. El cómo países han tenido que recurrir a otros
para obtener agua, comprando grandes cantidades para lograr
satisfacer sus necesidades; tal es el caso de países como Canadá y
Brasil, que debido a la abundancia del vital líquido en su
territorio y el beneficio económico que esto les trae, y ante las
necesidades de otros países, han tenido que venderla.
Esta es una
muestra de la escacez que estamos viviendo poco a poco en el planeta
debido a la falta de lluvias y demás alteraciones que han ocurrido
debido al calentamiento global y la forma en que se ha tenido que
actuar dadas las condiciones del medio en el que se encuentre.
El agua la economia y la plìtica
(trabajo de la FAO)
En las civilizaciones primitivas,
el agua desempeñaba un papel relativamente simple. Servía para el
transporte y para beber, y ofrecía posibilidades de pesca y caza.
Con el transcurso del tiempo, surgieron las sociedades agrícolas
sedentarias, y el agua adquirió mayor importancia. Las familias
comenzaron a asentarse cerca de los manantiales, lagos y ríos a fin
de disponer de agua para el ganado y los cultivos, y poco a poco
fueron desarrollando técnicas para desviar el agua con fines
domésticos y de riego. Imperios como el babilónico, el egipcio, el
hitita, el griego, el etrusco, el romano, el chino, el maya y el inca
construyeron sistemas de abastecimiento -como los largos acueductos-
para transportar agua a las grandes ciudades19. De hecho,
hasta mediados del siglo xx, la mayoría de las sociedades pudieron
satisfacer sus crecientes necesidades de agua mediante la captación
de fuentes seguras y relativamente baratas.
19 V. Yevjevich. 1992. Water Int.,
17(4): 163-171.
Cuando el agua es abundante en comparación con la demanda, las
políticas, normas y leyes respectivas suelen ser sencillas, y su
aplicación, poco rigurosa. A medida que las poblaciones crecen y las
economías se desarrollan, los sectores hídricos pasan de una fase
expansionista a otra de madurez20. A un cierto punto de la
fase expansionista, los costos financieros y ambientales del
aprovechamiento de nuevas fuentes de agua empiezan a superar los
beneficios económicos en los usos menos productivos (marginales) de
los suministros existentes. El método menos oneroso para elevar al
máximo los beneficios pasa a ser entonces la resignación de los
suministros ya existentes, y no la captación de reservas no
explotadas.
20 A. Randall. 1981. Property entitlements and
pricing policies for a maturing water economy. Aust. J. Agric.
Econ., 25:195-212.
Un sector hídrico en fase de madurez se caracteriza por el
aumento de los costos marginales del abastecimiento de agua y la
creciente interdependencia entre los usuarios. En esta fase es cuando
surgen los conflictos por la escasez y los costos externos. (Los
costos externos se producen cuando un usuario entorpece el suministro
de otro, por ejemplo, cuando un usuario aguas arriba contamina un río
y hace aumentar los costos para los que se hallan corriente abajo.)
Estos conflictos terminan por alcanzar tal grado de complejidad que
se hacen necesarios complicados sistemas de ordenación para resolver
las disputas y distribuir el agua entre los diferentes usuarios y
sectores económicos.
La elaboración de políticas eficaces para el sector hídrico es
difícil por varios motivos. En primer lugar, el agua tiene
propiedades físicas únicas, características económicas complejas
y facetas culturales importantes que la distinguen de todos los demás
recursos21. En segundo lugar, la ordenación de los
recursos hídricos es complicada desde el punto de vista
administrativo porque entraña consideraciones jurídicas,
ambientales, tecnológicas, económicas y políticas22. En
la mayoría de las sociedades, las consideraciones de índole
política dominan las decisiones sobre el aprovechamiento de los
recursos hídricos. No obstante, la mayor parte de las opciones
normativas se elaboran y analizan en términos económicos.
21 R.A. Young y R.H. Haveman. 1985. Economics
of water resources: a survey. En A.V. Kneese y J.L. Sweeney,
eds. Handbook of natural resources and energy economics, Vol.
II. Amsterdam, Elsevier Science Publishers.
22 Por ejemplo, la ordenación de los recursos
hídricos depende de la capacidad del gobierno de establecer un
apropiado marco jurídico, fiscalizador y administrativo. En efecto,
los mercados se basan en un sistema de derechos de propiedad privada
de carácter ejecutorio. Los mercados privados de agua requieren
derechos de propiedad seguros y transferibles, incluido el derecho a
excluir a otros usuarios.
La presente sección se propone ofrecer una base conceptual para
la comprensión de las intervenciones normativas en materia de
recursos hídricos, examinando, al mismo tiempo, las circunstancias
que determinan el éxito o el fracaso de las políticas relativas a
estos recursos. Se compone de tres partes: en la primera se examina
la relación entre el sector hídrico y la economía global; en la
segunda se explican los aspectos sociales, físicos y económicos del
agua; y en la tercera se evalúan las ventajas e inconvenientes de
los enfoques alternativos a la política del manejo público de las
aguas y se anal izan los aspectos normativos relacionados con la
organización económica de la ordenación de los recursos hídricos.
Vinculación del sector hídrico a la economía nacional
Los responsables de la formulación de políticas económicas
tienden a abordar los aspectos normativos uno por uno, estableciendo
los objetivos de las políticas en términos unidimensionales. Este
método plantea dificultades, porque toda política encaminada a
alcanzar un único objetivo suele tener consecuencias impensadas y no
reconocidas. Los encargados de la ordenación de las aguas y de la
formulación de políticas deben evaluar la gama completa de
intervenciones estatales para entender todas sus repercusiones
económicas, sociales y ambientales sobre un determinado sector,
región o grupo de personas.
Para mejorar la ordenación de los recursos hídricos es preciso
reconocer la vinculación que existe entre este sector y la economía
nacional. Igualmente importante es entender de qué manera los
diferentes instrumentos de política económica influyen sobre la
utilización del agua en los distintos sectores económicos, a nivel
local, regional y nacional, y en los hogares, fincas y empresas. Por
demasiado tiempo, muchos administradores de recursos hídricos han
ignorado la conexión existente entre las políticas macroeconómicas
y sus repercusiones, por ejemplo, sobre sectores técnicos tales como
el riego.
Las políticas macroeconómicas y las políticas sectoriales no
centradas específicamente en los recursos hídricos pueden tener un
efecto estratégico sobre la distribución de los recursos y la
demanda agregada en la economía. La estrategia global de desarrollo
de un país y la utilización de sus políticas macroeconómicas
-fiscal, monetaria y comercial- influyen directa e indirectamente
sobre la demanda y la inversión en actividades relacionadas con el
agua. El ejemplo más claro está dado por los gastos públicos (la
política fiscal) en el riego, el control de las inundaciones o los
embalses.
Un ejemplo menos evidente es el de una política comercial y
cambiaria orientada a promover las exportaciones y conseguir más
divisas. Como consecuencia de la depreciación monetaria pueden
aumentar las exportaciones de cultivos de alto valor que consumen
mucha agua. Si además otros cambios de política reducen los
derechos de exportación, los agricultores tendrán un incentivo aún
mayor a invertir en esos cultivos de exportación y en el riego
necesario (Recuadro 12).
Las estrategias nacionales de desarrollo pueden influir
directamente en la distribución y el aprovechamiento del agua de
otras maneras. En el caso de una estrategia encaminada a la
autosuficiencia alimentaria, el Estado puede subvencionar insumos que
requieren mucha agua para alentar a los agricultores a producir más
arroz. Al ofrecer incentivos financieros a los productores de arroz,
está influyendo en la demanda de agua y en la inversión privada en
el riego a través de la política de precios.
Aparte de las repercusiones directas de tales políticas de
precios sobre la utilización de agua, la mayor demanda de agua de
riego tiene también efectos inter e intrasectoriales, distributivos
y ambientales. El sector agrícola adquiere una ventaja económica en
el acceso al agua con respecto al sector industrial (efecto
intersectorial); el agua utilizada para el arroz obtiene una ventaja
económica con respecto a la que se emplea para otros cultivos
(efecto intrasectorial); los productores de arroz con más tierras y
acceso al agua resultan más favorecidos que los que tienen pocas
tierras y poca agua (efecto distributivo); y el mayor empleo de
plaguicidas y fertilizantes afectará, probablemente, a la calidad
del agua (efecto ambiental).
Las políticas sectoriales influyen sobre la utilización y
distribución del agua en los sectores no agrícolas de diferentes
formas. Por ejemplo, en la región occidental de los Estados Un idos,
entre el 70 y el 80 por ciento de la producción de agua procede del
derretimiento de las nieves en los bosques de las tierras más altas,
muchas de los cuales se hallan bajo jurisdicción estatal. Las
políticas de explotación maderera de estas tierras influyen
considerablemente sobre los rendimientos de agua. Las políticas de
ordenación de los pastos a altitudes más bajas también alteran las
condiciones de la vegetación y modifican la tasa de
evapotranspiración, lo que a su vez afecta al caudal de los ríos y
la recarga de los acuíferos23. En tales casos, es
importante que los responsables del agua en las ciudades situadas río
abajo reconozcan, entiendan y compartan las decisiones de otros
sectores, como el ganadero y el forestal.